por Natalia Mella

El otro día estaba en una fiesta de cumpleaños de una chica que cumplía 23 años, y de repente el número 23 me abrumó un poco. Si me paro a pensarlo, los 23 me quedan casi igual de lejos que los 19, pero claro, mis diecinueve y mis veinte se los llevó la pandemia. Supongo que el problema es que en mi cabeza yo acabo de empezar la universidad cuando la realidad es que en unos meses la termino.
De repente, al empezar este año escolar tengo amigos que se han graduado y están empezando su primer trabajo “en serio”, otros que, como yo, están en el agobiante último año de carrera en el que las infinitas posibilidades acaban siendo más abrumadoras que esperanzadoras; y también hay quienes aún ven lejano el acabar la universidad. Y todo esto solamente en el ámbito laboral/académico.
Si miro un poco más allá, en cuanto a relaciones tanto de amistad como amorosas, la situación es aún más caótica si cabe. Mientras que hay quienes llevan cuatro años en relaciones estables haciendo planes de futuro dignos de un matrimonio, hay otros que no son capaces de mantener una conversación de Whatsapp de más de cuatro semanas y viven desesperados por Tinder. Y el desfase de situaciones vitales hace que los grupos de amigos cambien cada pocas semanas porque nunca pareces estar en la misma página que tus amigos.
Con todo esto, acabamos sumidos en una crisis vital cada dos meses porque nada parece ser estable en nuestras vidas. Mi vida hace seis meses no tenía nada que ver con mi vida de ahora, ni la de ahora se parecerá a la del año que viene. Personalmente, empiezo a notar la fatiga de tener que re-adaptar mi mundo cada pocos meses porque todo a mi alrededor cambia.
Sin embargo, llegados a este punto, a los recientes “veinteañeros” no nos queda más remedio que empezar a abrazar el cambio, y ver las constantes transiciones como nuevas oportunidades si no queremos acabar hundidos.
Así que, si tuviera que dar algún consejo a aquellas personas que se sienten igual, o a las que pronto llegarán a esta etapa, (además de ir al psicólogo) les diría que se prioricen a si mismos. Que son años para descubrir más a fondo lo que te gusta de verdad y en lo que quieres invertir tu tiempo a largo plazo; y que esto en la mayoría de ocasiones va a requerir situaciones difíciles o incómodas en las que hay que equivocarse. Porque es igual de importante descubrir lo que te gusta, que lo que no te gusta.
Pero sobre todo, priorizarse a si mismo es empezar a tener claro qué personas merece la pena llevarse por el camino, y quiénes están mejor como un buen recuerdo de el pasado; porque una retirada a tiempo es una victoria. Y es muy probable que en estos años de tanto caos, haya mucha gente que aunque lleve muchos años contigo, ya no encaja, y esto no tiene porqué ser algo malo. A veces hay que dejar a las cosas ir para hacer hueco para algo mejor.