
Las corrientes de lectura y escritura fluyen, nunca son constantes. A cada generación le gusta leer un género y un arquetipo de personajes diferentes. Siempre hay un motivo para que un grupo social se obsesione con leer el mismo personaje una y otra vez en diferentes novelas. Lo que es curioso es la velocidad con la que las adultas jóvenes nos hemos obsesionado con las antiheroínas y las historias que nos cuentan su viaje hacia la autodestrucción. Desde hace meses mis redes sociales están plagadas de chicas recomendándome el mismo género de libros: las novelas de mujeres desquiciadas. Y aunque no soy capaz ni de explicar de qué van exactamente, ni de agruparlas en un único género; sigo aceptando todas y cada una de las recomendaciones. Las chicas de veintipocos años nos hemos obsesionado con leer sobre antiheroínas y tiene mucho que ver con nuestra concepción del mundo y del feminismo.
¿A qué tipo de libros me estoy refiriendo? Son obras del estilo de Ottessa Moshfegh, Sayaka Murata, Mona Awad o Halle Butler. Todas escritas y protagonizadas por mujeres. Pero las protagonistas no son las heroínas feministas que una podría esperar y buscar. Son mujeres profundamente dementes, satíricas, trastornadas y construidas de una manera tan realista como insultante. Las novelas dejan al lector tan confuso y frustrado como las protagonistas lo están desde el principio. Sin embargo, tienen un componente adictivo, casi catártico que te hace continuar leyendo otras obras similares. Lo más curioso es que esa protagonista desagradable es lo único en lo que se parecen estas novelas entre sí. Estamos agrupando estos libros porque tienen una sensación similar, una vibra oscura muy difícil de definir, no porque tengan algo más en común. Para ponerlo en términos más comprensibles, la mayoría de estas novelas se asemejan al hijo natural que se daría entre la película Midsommar y El Extranjero, la novela absurda de Camus. Una mezcla aparentemente imposible, que encapsula acertadamente el amasijo de terror, surrealismo y sobre todo aversión a la vida que acompaña a estas jóvenes protagonistas en sus novelas. Son quizás la evolución y herencia lógica de obras previas como La Campana de Cristal de Plath adaptadas al caos de nuestras vidas actuales.
Lo más interesante es que la demanda creciente de este tipo de libros es reciente pero estable y eso está haciendo que esté empezando a irrumpir en otras disciplinas como el cine. Con la corriente de películas que ha sido bautizada como Good For Her Movies con exponentes como Perdida de Fincher, Aves de Presa protagonizada por la icónica Harley Quinn o la propia Midsommar que ya he mencionado antes. También se ve en series como, nuestra muy querida, Fleabag. Todas ellas plagadas de personajes femeninos participando en conductas muy cuestionables con una perpetua mueca de indiferencia. La explosión que estamos viendo en el ocio se vuelve de repente predecible, pero permanece incomprensible. He odiado a todas y cada una de las protagonistas de esta corriente sin embargo sigo buscando nuevas películas y libros que devorar. ¿Por qué?
Ya se empiezan a ver los primeros artículos reconociendo el progresivo interés en este género difuso y teorizando los motivos para su aparición. La narrativa dominante y quizás la más intrigante tiene mucho que ver con el término feminismo disociativo. Cada vez más popular en los círculos anglosajones, fue acuñado en el ensayo de Clein titulado La Nueva Moda en el Feminismo Es No Sentir Nada (ensayo que por cierto, no tiene desperdicio). Esta corriente del feminismo no deja de ser una comprensión nihilista de lo que significa ser una mujer hoy en día. Una respuesta directa al feminismo hiper optimista de generaciones previas, que ha tomado la forma de agotamiento. Mi generación se ha cansado de luchar por su igualdad y nos hemos pasado al nihilismo. Y la expresión artística de este desencanto vital está siendo a través de estas antiheroínas despreciables. ¿Estamos viviendo una fantasía a través de las antiheroínas, embarcándonos en su viaje hacia la autodestrucción porque no podemos participar en la nuestra propia?
Cuando buscas en google algunos de los libros más reconocidos de este género las búsquedas más populares son preguntas cómo: “¿es Mi año de descanso y relajación feminista?”. A veces ni el propio libro parece tener clara su postura ante la misoginia y el feminismo. El hecho de que aunque aborrezca a las protagonistas, entienda sus quejas y aflicciones es indicativo de un problema social grave, que debería de preocuparnos. Aunque no creo que en ningún momento desee emular a estos personajes, mi simpatía y comprensión son cada vez más profundas. Las jóvenes nos hemos cansado de discutir y nos hemos refugiado en personajes que aborrecemos porque hacen lo que nosotras no podemos: destruir todo, incluida su propia cordura.
Si te has quedado con ganas de seguir la discusión:
«What does it mean to be a dissociative feminist?«- Dazzed Digital
«The Fleabag era of dissociative feminism must end«-Lithium Magazine